¿Tienes o has tenido una uña encarnada? Te explicamos qué es para que puedas identificarla a tiempo y acudir al podólogo antes que se complique.
La onicocriptosis o “uña encarnada”, es una de las patologías más frecuentes en nuestras consultas. Suele afectar principalmente al primer dedo del pie, aunque también puede hallarse en los demás dedos. En pacientes diabéticos es un factor de riesgo para desarrollar otras lesiones en el pie.
La etiopatogenia es variada. Diferentes estudios afirman que en la mayoría de los casos subyace la existencia de un rodete lateral hipertrófico que se inflama e invade la zona de crecimiento normal de la uña.
Existen factores extrínsecos y intrínsecos que debemos tener en cuenta en nuestro día a día para evitar padecer de uña encarnada:
Factores extrínsecos:
- Mal corte de la uña
- Microtraumatismos de repetición
- Uso de calzado estrecho y/o calcetines inadecuados
- Exceso de peso
- Hiperhidrosis y/o escasa higiene
- Yatrogenias quirúrgicas.
Por otro lado, hay factores intrínsecos como determinadas alteraciones biomecánicas y estructurales del cuerpo:
- Pronación en exceso
- Hallux Abductus Valgus (juanete) y otras deformidades de los dedos
- Distrofia o malformación de la uña
- Índex minus (primer metatarsiano más corto que el segundo)
- Exostosis digitales
- Otras desalineaciones del pie
Hoy en día se dispone de tratamientos conservadores y quirúrgicos que aplicados adecuadamente, son capaces de solucionar la patología definitivamente.
Es importante valorar en qué estadio se encuentra, ya que de ello depende la elección del tratamiento adecuado.
En los estadios iniciales (I y II) los tratamientos de elección son conservadores para reducir los procesos dolorosos, incluso con infección.
- Mejorar la biomecánica de la marcha: soportes plantares (plantillas personalizadas).
- Reeducación ungueal: aplicación de algodón o gasa en el canal ungueal, u ortonixias.
- Extracción de la espícula en consulta.
En caso de recurrencia o recidivas y casos de estadios más avanzados (III y IV) se plantea tratamiento quirúrgico como tratamiento definitivo.
Existen múltiples técnicas quirúrgicas, según las características del paciente y del caso, el cirujano podólogo empleará la técnica que se adecue más para resolver la patología.
El postquirúrgico no suele ser doloroso, el paciente sale de la consulta caminando y con un reposo relativo, en dos semanas vuelve a su vida cotidiana con total normalidad.