Cada vez esá más de moda entre corredores y población en general llevar zapatillas maximalistas. ¿Se nos está yendo de las manos? Te explicamos las razones por las cuales deberíamos ser más cuidadosos a la hora de elegir el calzado.
Si es cierto qué debemos cuidar la amortiguación de nuestro pie, ya que es el enlace entre el suelo y el resto de estructuras, recordemos que actualmente, y casi siempre, estamos en contacto permanente con suelos duros (asfalto, baldosas, etc.), pero no debemos pasar por alto que éstas amortiguaciones tan elevadas nos llevan a una musculatura intrínseca, el pie más débil y a una clara falta de estabilidad durante la marcha. |
Las amortiguaciones bien elevadas, entendemos como elevadas más de 6 mm, disponen a una afuncionalidad de la bóveda plantar, haciendo que la musculatrua intrínseca del pie se más débil, provocando así una disfunción biomecánica que repercutirá en el patrón de marhca del individuo, posibilidad de lesiones y compensaciones a nivel del tronco.
Hemos de tener en cuenta tabmién, que una súper amortiguación te protege de tus propias disfunciones, pero ¡no te ayuda a corregirlas! y a largo plazo eso significa lesión asegurada.
Una vez que tu pie se adapte a esa zapatilla, andar sin ella será sinónimo de dolor.
Aconsejo un estudio biomecánico completo con y sin zapatillas para poder elegir mejor un calzado adecuado, tanto pata tu pie, patrón de marcha y disgunciones internas, que te ayuda a sacarle partido a tu genética andarina y mejorar, si cabe, tus marcas personales.
Un calzado equivocado puede afectar a tu biomecánica. El cuerpo puede aguantar una, diez, cien, mil repeticiones mal realizadas, pero tarde o temprano una mala distribución de las cargas y/o exceso de fricción articular van a generar sobrecagaras mecánicas, irritación, inflamación, dolor, etc...
Si tienes dudas, ¡pregúntanos! y te ayudamos.
Silvia Mascaró Guardia.
Col. IB 048. Podóloga.