¿Existen las sandalias perfectas? La respuesta es: NO
En verano tenemos muchas situaciones diferentes en las que necesitamos un calzado que cubra las diversas necesidades de cada momento. No es lo mismo dar un paseo o realizar una excursión, ir a sitios con suelos húmedos y resbaladizos o estar en calles y calzadas con temperaturas muy altas, no es lo mismo estar trabajando un número elevado de horas que estar de vacaciones en la playa y por eso es muy difícil encontrar un calzado ideal.
Lo más importante es saber las 3 características esenciales que debe tener nuestro calzado de verano;
- Sujeción en talón o tobillo. La parte posterior del pie tiene los huesos más grandes y preparados para realizar mucha fuerza. Dándoles a ellos el trabajo, permitiremos que los dedos puedan permanecer relajados.
- Suelas flexibles y antideslizantes. Las modas son muy traicioneras; podemos pasar de una suela casi invisible a una plataforma extra gruesa. Los extremos no son buenos, pero al menos deberían tener una estructura flexible que nos permita dar el paso desde la zona metatarsal.
- Materiales transpirables; evitar materiales que nos puedan provocar exceso de sudor y lesiones en la piel, sobretodo materiales plásticos.
Si están en un tratamiento con Soportes plantares (plantillas) es importante seguir dándoles el mayor uso posible durante esta época del año. Se entiende, que en verano no se puede llevar los soportes durante todas las horas del día pero, las horas de trabajo, escuelas de verano, excursiones, etc; deberíamos aprovechar para seguir con el tratamiento. No es necesario cambiar totalmente todo nuestro calzado ni tampoco son necesarias las sandalias ortopédicas. Simplemente necesitamos un calzado dónde quepan nuestros soportes, una horma lisa para que la forma no interfiera en la estabilidad de los soportes y un buen agarre del pie.
En Menorca tenemos las Avarcas, un calzado típico de la isla y muy querido por todos nosotros. Las características de los modelos más clásicos no son las más adecuadas para la anatomía de nuestros pies pero por suerte, existen modelos muy aceptables; con palas más anchas, suelas anatómicas y la opción tradicional frailera muy estable y agarrada al tobillo.
Las chanclas de dedo “tipo hawaianas” son SÓLO esenciales en piscinas, playas, vestuarios y/o gimnasios; para evitar lesiones dérmicas como quemaduras, maceraciones, infecciones, posibilidad de pisar cuerpos extraños (púas, piedras, cristales, etc.).
El uso de este calzado empeora las posibilidades de padecer lesiones como Hallux Abductus Valgus (juanetes), fascitis plantar, tendinitis o inflamaciones por un movimiento biomecánico incorrecto. Es importante limitar su uso a casos esenciales y sobretodo evitarlos como calzado diario ni para paseos largos.
Una opción que estos últimso años está muy de moda, son la sandalias de tiras con hebillas “tipo birkenstock”. Sus características son muy correctas: puntera amplia y cuadrada para dejar espacio a los dedos, banda o bandas anchas que no fuerzan sólo el primer radio (primer dedo), tiras ajustables para mejor adaptación al pie y ligera forma anatómica que da amortiguación y comodidad en la planta del pie.
Cuidado! La suela con forma anatómica no sirve para todo el mundo. No todos tenemos la misma anatomía podal. A algunos les encantará porque se le adaptarán estupendamente al pie y le serán muy cómodas , pero a otros les harán más mal que bien porque no corresponderán con su tipo de pie o pisada.
¡El uso de un mal calzado puede provocar graves lesiones!
*Este artículo es informativo, podría no coincidir con la opinión de otros profesionales.
Joana Pons - Podóloga - Col. 130